Hoy quiero contarte la historia real de un paciente que sufría un trastorno psicológico y logró que su situación mejorase acudiendo a sesiones de tratamiento en mi consulta. “Cómo superé mi fobia social” es un claro ejemplo de la inestimable ayuda que supone recibir atención y el acompañamiento de profesionales como nosotros.
En este post, no solo plasmaré las impresiones de esta persona, cuya identidad no daré por confidencialidad y respeto. También podrás descubrir cuáles son las causas del trastorno de ansiedad social y qué es lo que hacemos en este tipo de sesiones para curar esta fobia y que el o la paciente en cuestión pueda disfrutar de un día a día mucho más beneficioso.
Espero que este post titulado “cómo superé mi fobia social” te pueda servir de ayuda y recibirte pronto en mi consulta para ayudarte a superar tus problemas.
La causa principal de la fobia social es el miedo a las situaciones sociales o actuaciones delante de otras personas. Si bien es cierto que pueden existir otros condicionantes que favorecen este miedo, como pueden ser variables personales en cuanto a inseguridad, perfeccionismo, baja autoestima… U otras como déficits en habilidades sociales, los modelos de educación parentales o tener una baja inteligencia emocional.
La fobia social también puede ser consecuencia de otras dificultades emocionales, como una ansiedad generalizada o incluso la depresión. Conociendo estos motivos principales, podemos ahondar en profundidad en las respuestas que nos ha dejado nuestro paciente sobre su experiencia de “cómo superé mi fobia social”.
Nuestro paciente nos ha transmitido que al tener fobia social uno siente mucho miedo, lo cual se traduce en sensaciones muy desagradables como la mencionada ansiedad o incluso ataques de pánico, anticipación, bloqueos o quedarse paralizado, ruborizarse, temblar, tener náuseas, sensación de micción o defecación, en otros signos.
A consecuencia de esta sintomatología, dicha persona empieza a evitar esas situaciones en las que siente que se expone y que pueden ser humillantes o embarazosas y, al evitarlas, se siente segura. Sin embargo, esto provoca un efecto rebote que aumenta el miedo de manera progresiva, incluso hasta llegar a aislarse o reducir el contacto social con personas conocidas o familiares.
Actualmente, una forma de aislarse puede ser reducir el contacto social a través de internet o redes sociales, evitando exponerse a situaciones sociales en persona o cara a cara. Por lo tanto, podrás intuir que el proceso de tratamiento que nos ha llevado a este post de “cómo superé mi fobia social” ha sido bastante laborioso.
Además, también aparece otra variable que hace sufrir mucho a los pacientes, aunque esto depende de la persona. Y es que, en muchas ocasiones, quieren poder tener relaciones sociales con naturalidad; es decir, no buscan voluntariamente aislarse, sino que este aislamiento les hace sufrir.
Por otra parte, se pueden desarrollar otros miedos como consecuencia: miedo al miedo, miedo a sentir ansiedad, miedo a no saber cómo actuar en una situación de ansiedad, miedo a la crítica y evaluación negativa, miedo a ser el centro de atención o incluso a hacer sentir mal a terceros.
Los pensamientos negativos son tan intrusivos e interferentes que son uno de los principales problemas, además de que condicionan y aumentan el malestar fisiológico y psicológico de la persona afectada.
Existen “remedios” para calmar la sintomatología ansiosa de la fobia social, pero no para curar la ansiedad base o raíz del problema. En estos casos, está demostrado que la terapia cognitivo conductual es lo más eficaz para tratar tanto los síntomas como el origen cognitivo de la ansiedad.
El tratamiento farmacológico, por sí solo, no es el más eficaz, porque reduce la cantidad de malestar, pero no enseña a la persona a gestionar la ansiedad, sino que lo que hace es reducir los síntomas y estos pueden reproducirse una vez finaliza el tratamiento. Siempre es ideal combinarlo con tratamiento psicológico.
Un punto muy importante para nuestro paciente que ha compartido su experiencia de “cómo superé mi fobia social” con nosotros fue entender qué es y cómo afecta el trastorno, porque responder a estas dos cuestiones hace que, de alguna manera, estas personas entiendan qué les pasa y por qué.
Por lo tanto, con una sesión de información y comprensión es más fácil que puedan poner en marcha las herramientas que se enseñan en terapia. Cuándo uno entiende algo, se puede implicar más en el proceso.
Al contarnos sus sentimientos en su experiencia de “cómo superé mi fobia social”, nuestro paciente nos explicó que las técnicas de relajación individuales, la práctica de deporte o incluso el mindfulness le resultaron bastante útiles en momentos puntuales.
Pero las más eficaces, siempre de la mano de uno de nuestros profesionales, afirma que fueron la exposición, la psicoeducación, la reestructuración cognitiva, el entrenamiento en habilidades sociales y el entrenamiento en asertividad. Son procesos que uno no puede seguir de manera natural, por lo que insisto una vez más en la importancia del tratamiento psicológico.
No existe un mejor medicamento, puesto que las características individuales de cada uno hacen que sea mejor un fármaco u otro, pero sí es cierto que lo ideal son ansiolíticos. Y según la comorbilidad de otros trastornos o dificultades, a veces incluso los antidepresivos, para ayudar con los pensamientos y evaluaciones negativas.
No quiero dar una respuesta cerrada y concreta con los medicamentos que mejores resultados le dieron al paciente que ha compartido esta experiencia de “cómo superé mi fobia social”, pues no serán los mismos que en tu situación.
Espero que con las respuestas a todas estas preguntas hayas podido comprender la importancia de acudir a sesiones de terapia cognitivo conductual para tratar este trastorno. Todo el recorrido y los medicamentos o tratamientos naturales utilizados deben estar recomendados y supervisados por uno de nuestros especialistas.
No dudes en ponerte en contacto con nosotros. Te recibiremos con los brazos abiertos.
Patricia Nafría Vicente
Psicóloga sanitaria y Neuropsicóloga. Mente inquieta en formación continua.
Si te sientes identificado/a con mis artículos, no dudes en contactarnos.
