Tiempo de lectura: 6 minutosEntre los diferentes trastornos del estado del ánimo, quizá la depresión sea el más conocido y del cual se hable mayormente en el día a día. Sin embargo, existen una serie de manifestaciones depresivas de las cuales es probable que no has oído con tanta frecuencia y que igualmente pueden afectar la vida diaria de muchas personas. En esta ocasión, vamos a explicar en este post qué es la distimia, sus síntomas y algunos consejos.
Por supuesto, si te sientes identificado con lo que os vamos a contar y deseas saber cuál es el tratamiento de la distimia, te recomendamos acudir con nuestros profesionales en salud mental o tu psicólogo de confianza para que puedan brindarte un acompañamiento adecuado y puedas sentirte mejor.
Distimia: ¿qué es?
Como bien sabes, el primer paso en cualquier situación es reconocerla y darle nombre, por eso, es importante que comencemos por definir qué es esto que llamamos distimia.
La distimia es un trastorno del estado de ánimo que afecta significativamente la vida diaria sin llegar a ser tan intensa como la depresión mayor, pero con una duración mucho más prolongada. Al igual que otros trastornos depresivos, requiere atención y comprensión tanto por parte de quienes la padecen como de sus seres cercanos.
En otras palabras, también conocida como depresión crónica, es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por un estado deprimido persistente. A diferencia de la depresión mayor, la distimia presenta síntomas menos intensos, pero más duraderos, las personas que la padecen experimentan una tristeza constante y una disminución general de la calidad de vida. Afecta áreas como el trabajo, las relaciones personales y la cognición.
Es un trastorno persistente, que probablemente se pueda iniciar en la infancia o en la adolescencia, por razones biográficas del paciente, y pueden acompañar por los años siguientes a la persona. Puede afirmarse que existe distimia cuando alguien no puede salir de este estado de ánimo depresivo por más de dos años, sintiendo una tristeza y desconsuelo tan grande que interfiere con su día a día.
Historia y conceptualización
El término distimia ha evolucionado a lo largo de los años. Inicialmente, era visto como una forma más leve de depresión. Sin embargo, con los avances en salud mental, se reconoce hoy como un trastorno distinto, con características propias y un impacto considerable en la calidad de vida de las personas.
Impacto en la vida diaria
La distimia se manifiesta en un estado de ánimo consistentemente bajo y una falta de interés generalizada. Estas características pueden llevar a una disminución en la productividad laboral, afectación en las relaciones personales y un aislamiento social progresivo.
Influencia en el desarrollo personal
Las personas que viven con distimia pueden experimentar una percepción negativa de sí mismas, afectando su autoestima y confianza. Esta carga emocional sostenida puede influir en decisiones importantes en la vida, limitando el potencial y las oportunidades de crecimiento personal y profesional.
La distimia no es solo tristeza
Es importante distinguir que la distimia no es solo tristeza, o más bien no es la tristeza usual. Realmente, la tristeza es una emoción normal que puede experimentar cualquier persona en algún momento de su vida al enfrentarse a alguna pérdida o alguna situación que le pueda parecer desagradable, y en una situación normal nos ayuda a transitar momentos de malestar.
Sin embargo, la distimia va más allá de sentirse cabizbajo, pues esa tristeza profunda y a veces inexplicable, afecta la vida cotidiana de las personas, disminuyendo las actividades que realiza y aislándola eventualmente de su círculo.
A diferencia de la depresión mayor, es más complejo que las personas alrededor de alguien con distimia pueda identificarlo y prestar apoyo porque no se manifiesta en episodios.
Lo cierto es que su origen es psicogénico, es decir, que está marcado por factores emocionales y psicológicos y puede tener su origen en alguna respuesta adaptativa a emociones muy fuertes y estresantes, o bien producirse por el cúmulo de situaciones a lo largo de varios años.
¿Cuáles son los síntomas que permiten identificar la distimia?
Como hemos ya mencionado, la distimia y la depresión comparten algunas características, razón por la cual en algunas ocasiones puede llegar a ser confundido el diagnóstico. Comencemos por ver cuáles son los síntomas a los cuales prestar atención en caso de cambios abruptos en la conducta y ánimo de una persona:
- Pérdida del interés o ganas por realizar actividades que puedan ser gratificantes.
- Cambios en el patrón de ingesta alimentaria.
- Disminución de la capacidad de concentración y atención.
- Trastornos del sueño, como insomnio o hipersomnia.
- Dificultad para tomar decisiones.
- Baja autoestima.
- Falta de energía o fatiga
- Culpa excesiva.
- Idea de desesperanza sobre el futuro.
Casi todos estos síntomas también están presentes en el trastorno depresivo mayor, entonces ¿cómo se diferencia de la distimia? Veamos algunos factores que pueden ser un punto de diferenciación entre ambos, y que cualquier psicólogo tomará en cuenta al momento de evaluar a un paciente:
Duración
La depresión mayor tiene una duración mínima de 2 semanas para realizar el diagnóstico. En cambio, la distimia persiste durante más tiempo, concretamente al menos 2 años en adultos (1 año en niños y adolescentes).
Episodios
La depresión mayor se caracteriza por episodios depresivos. Anteriormente, se diagnosticaba un episodio depresivo mayor o, si había más de uno, trastorno depresivo mayor recidivante. Sin embargo, en la versión actual del DSM-5, solo se diagnostica el trastorno depresivo mayor sin especificar el número de episodios. En contraste, la distimia no se divide en episodios, es un trastorno continuo sin esta distinción.
Intensidad
La depresión mayor suele ser más grave, con síntomas más intensos. La distimia, aunque persistente, presenta síntomas menos intensos, pero más duraderos.
Otros puntos de diferenciación
En el caso de la depresión mayor, suele presentarse anorexia y pérdida de peso por abandono de ingesta. Mientras que en el caso de la distimia podemos observar que los pacientes tienen una necesidad de comer mucho más.
En ambos casos, el estado de ánimo deprimido puede empeorar por las mañanas o por las tardes, dificultando la capacidad de las personas de levantarse y hacer actividades. Justamente, este punto de la motivación y la realización de tareas también es un criterio de diferenciación, pues en la depresión, las personas suelen abandonar cualquier actividad por falta de energía, mientras que en la distimia el paciente sigue haciendo todas sus tareas, pero con una evidente baja de rendimiento e interés.
¿Hay alguna causa para que se produzca la distimia?
No se conoce una causa única para la aparición de este trastorno, más bien existe una serie de condicionantes o facilitadores para su desarrollo. Estos factores vienen de diferentes orígenes tanto biológicos, psicológicos, sociales y ambientales.
La herencia es uno de los factores más frecuentes, pues es usual que una persona pueda padecer de distimia si tiene en su historia familiar algún caso de este trastorno. Pero, también puede haber predisposiciones por cambios físicos en el cerebro que impiden la producción correcta de neurotransmisores que ayudan a regular el estado de ánimo, produciéndose así la depresión y la distimia.
Una baja autoestima también es un factor de riesgo para la aparición de este y otros trastornos del estado del ánimo. Y, por supuesto, el haber pasado por situaciones traumáticas, o por episodios en la vida que hayan causado mucho estrés y tristeza, pueden también conllevar este padecimiento.
¿Cómo tratar la distimia?
Antes que nada, tenemos que reiterarte que el diagnóstico de la distimia solo puede hacerlo un profesional de la salud mental, por lo que, antes de pensar tan siquiera en un tratamiento en caso de que sospeches que tú o una persona cercana pueda estar cursando con este trastorno, te recomendamos acudir a un psicólogo que pueda ayudarte.
Una vez realizado el diagnóstico, la cura o tratamiento para la distimia requiere de una combinación de enfoques psicológicos y eventualmente psiquiátricos que puedan determinar el uso de antidepresivos. La terapia psicológica, especialmente el enfoque cognitivo-conductual, ha demostrado tener resultados positivos en el tratamiento de este y otros trastornos del estado del ánimo, al igual que la terapia interpersonal, todo depende de aquello que sea más cómodo para el paciente.
La psicoterapia puede acompañarse de medicación antidepresiva, para lo cual la evaluación debe realizarla un psiquiatra. Por último, mejorar depende mucho del paciente y su voluntad por cambiar algunos hábitos y empezar a trabajar en el autocuidado, por lo cual se suele recomendar hacer actividad física y buscar un círculo de apoyo entre amigos y familiares cercanos.
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