Para criar un hijo no hay nada escrito que tenga la verdad absoluta, ya que la educación que se les da a los más pequeños depende de los padres, así como de propios aprendizajes y su personalidad. Pero durante los últimos años apareció el término crianza positiva, siendo una opción para muchos padres. A lo largo de este post que hemos preparado en Psicología Nafría, tu psicólogo para niños, hablaremos de este método educativo.
La crianza positiva se coloca como un modelo de enseñanza que se basa en el respeto y el amor. Veremos a continuación, qué es propiamente esto que llamamos crianza positiva y cómo aplicarla en la educación de los niños.
La crianza positiva es un modelo de educación que se basa en el respeto, la empatía, la comunicación y el afecto entre padres e hijos, para así afianzar lazos de confianza mutua y auto-respeto. Su objetivo es fomentar el desarrollo integral de los niños, potenciando sus capacidades, valores y autoestima, y ayudándoles a resolver los conflictos de una forma pacífica y constructiva, para que en un futuro puedan tener herramientas emocionales para responder a cualquier situación.
Este método se opone a aquellos basados en la autoridad o la permisividad excesiva, que han mostrado resultados negativos para el bienestar, tanto del niño como de la familia.
Siendo el amor la clave de la crianza positiva, se coloca como una crítica al autoritarismo que se da en padres exigentes, que imponen castigos o normas demasiado rígidas, trayendo como consecuencia niños con pocos límites. Estos estilos de crianza pueden generar en los niños problemas de conducta, de aprendizaje, de autocontrol, de autoestima o a la hora de relacionarse con los demás.
La crianza positiva, en cambio, se basa en el equilibrio entre el amor y la firmeza, estableciendo normas claras y coherentes, pero también ofreciendo apoyo y comprensión. Los padres positivos no recurren a la violencia física o verbal, sino que utilizan el refuerzo positivo, el diálogo, la negociación y las consecuencias lógicas. Los padres positivos no imponen su voluntad, sino que guían y acompañan a sus hijos en su proceso de maduración.
En la crianza positiva, una de las claves es la comunicación, pues a través de ella se refuerza la autonomía del niño, permitiendo incluso que este tome decisiones que son adecuadas para su edad. De esta manera, también se evita la sobreprotección, que puede ser igualmente perjudicial.
Si bien la crianza positiva suena como una forma ideal de enfrentar la paternidad y maternidad, debemos tener en cuenta que para los padres y madres representa un gran reto, pues implica también cuestionar y desaprender conductas y creencias que se tienen arraigadas acerca de la infancia. Así pues, requiere de un trabajo emocional para los padres, para aprender cómo actuar ante ciertas situaciones que puedan llegar a presentarse.
No hay una definición única de crianza positiva, pues puede adaptarse según las necesidades e intereses de cada padre. Lo que sí sabemos y debemos tener en cuenta es que su base es el amor, el cuidado y el respeto mutuo. En este sentido, reforzar estos valores en los niños tiene efectos en toda la familia que pueden ser muy beneficiosos.
Algunos de los beneficios de la crianza positiva son:
La crianza positiva no es una receta, por lo tanto, puede variar de una familia a otra. Sin embargo, existen algunas claves a tomar en cuenta si quieres comenzar a trabajar en ella:
Esperamos haber dejado claro en qué consiste el concepto de crianza positiva. Como ves, es un método educativo, pero no el único y no de forma férrea, sino que se puede adaptar. Igualmente, puedes solicitar tu primera cita gratuita con nosotros y podremos ayudarte a encontrar un método con el que poder relacionarte con tus hijos de forma sana.
Patricia Nafría Vicente
Psicóloga sanitaria y Neuropsicóloga. Mente inquieta en formación continua.
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